El 22 de marzo se unieron en las
calles de Madrid cientos de miles de personas para exigir y denunciar que las
políticas de recortes estan fulminando la dignidad y los derechos. Dos
semanas después de las marchas y de la movilización histórica del 22M colectivos
y personas que conformaron esas columnas reivindicativas continúan el camino de
la lucha de la dignidad con paso firme.
El 22M continúa con la acción y charlas, como la celebrada en Almoradí.
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Medio
centenar de personas han acudido a Almoradí (Alicante) a la charla coloquio
organizada por la Coordinadora Vega Baja 22M en donde se ha hecho balance de
las marchas y se ha alentado a continuar con las premisas que se han estado
haciendo antes y durante las marchas de la dignidad. “El 22M no acabó en
Madrid, empezó allí” ha afirmado con rotundidad María Jesús, moderadora del
coloquio y participante en las marchas. “Nos hemos empoderado de esa fuerza que
nos une a todas las personas, y todavía tenemos que llegar a muchas casas”
afirmaba esta activista durante la presentación.
La
deslocalización del movimiento y el trabajo en los barrios y en los pueblos era
una premisa constante en las asambleas posteriores a la manifestación del 22M.
Y no hay duda de que así se está llevando a cabo. “Gracias al 15M y al 22M
continúa el germen de que la política no está en las altas esferas [en
referencia a los poderes gobernantes], sino que la política está en nosotros y
nosotras, en la calle” apuntaba Agripa Hervás, miembro de la Coordinadora del
22M.
Los
colectivos siguen luchando (antes del 22M ya lo hacían) para paralizar
desahucios, reclamar los derechos en sanidad, educación, en discapacidad, en
derechos laborales, el rechazo a la política de recortes y concienciar a todas
a las personas porque “tenemos que tener presente que el problema de una
persona es el problema de todas” apuntaba José Andrés, componente de la PAH de
Orihuela y caminante en las marchas.
“¿Qué se va
a hacer ahora?” Esta era una de las cuestiones que rondaba por la mayoría de los
presentes al acto. La respuesta era inmediata y no alentaban a otra cosa que no
fuera continuar con las acciones y reivindicaciones, sin miedo. Para ello,
coincidían en que es necesario “aprender a estar unidos y limar las asperezas”,
a “ser unas gotas de agua, que se unen y al final entre todas se genere un río
contra el que será difícil luchar” y a consolidar que “aquí nadie sobra, todos
sumamos”.
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